domingo, 9 de marzo de 2014



PSICODELIA



Vive por inercia. Por pura naturaleza. Vive en un espacio donde no se altera la conciencia. Y rebusca pelo usado en la basura. Y se apropia del momento entre los restos que el consuelo desperdicia. Alza el cuerpo. Se analiza sin prestigio. Cae por una barandilla que puede levantarlo. Hace apego del espacio entre el balcón y la mirada de infortunio que transporta. Sin embargo sigue vivo. Siente. Pero deduzco que una parte de su espíritu dice no mientras el cuerpo dice sí. Y se quiebra, está partido. Y se odia, está podrido.

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